lunes, 24 de abril de 2023

«¡Salud compañero!»



 —Armario o cornisa, tú decides; rápido, ya están aquí, espetó el capitán a su hija.

—El ropero papá, al calor de las prendas.

—Buena elección, en el borde del edificio era inviable.

Los Nacionales han sitiado Madrid, se acerca su victoria, las calles emanan gran hedor y los muertos se cuentan por decenas.

El capitán no ha vuelto y han pasado dos días.

Llaman a la puerta, la adolescente asoma por la mirilla y ve que es su vecino de puerta.

—Tu padre ha sido asesinado, ven conmigo, llegaremos a Francia y seremos libres.

— Me quedo a luchar.

—¡Salud compañero!

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