viernes, 15 de mayo de 2015

Anocheceres de la Tierruca.

Las puestas de sol en los atardeceres del estío cántabro son apoteósicas e insólitas.
Son un bálsamo de relajación silenciosa,un cielo magnificado, de colores vivos,que dan paso a los anocheceres mas inauditos.
Anochece en la Tierruca,con olor a hierba mojada por  la lluvia de verano que no cesa hace ya tres días,las margaritas brotan sin cesar entre las briznas de hierba verde que nos regala esta maravillosa tierra del norte español,algunas madrugadas son frías,arroparse en la piltra es común determinados días del estío.
El amanecer me sorprende con con el ruido de los barcos entrando a Puerto Chico,algunos vienen de faenar y otros salen a navegar por la maravillosa bahía que baña a la capital santanderina,con sus raqueros vigilantes y sigilosos,como la luz moribunda de una luciérnaga en su lecho de muerte.
Ese Paseo de Pereda que con las primeras luces del alba comienza a despertar del silencio de una noche veraniega.
Ese mítico Sardinero caracterizado por esa nítida luz que magnifica su maravilloso paisaje marítimo,que se pierde en el ocaso de las olas del mar embravecido en invierno y calmo en verano.
Paseo marítimo de excelencia turística internacional,en un extremo con su faro de Cabo Mayor y al opuesto su península de la Magdalena.
Si salimos de la capital y nos adentramos en su interior,la situación se complica con esmero porque el sentido de la vista adentra en paisajes cinéfilos inexistentes en otros lugares del globo terráqueo.
A Torrelavega por la A-67,siguiendo por Los Corrales y acabando en tierras campurrianas frontera con la Castilla de secano y el trigo verde.
Anocheceres de película en el valle de Iguña,Silió adormecido con el ronroneo de los campanos del ganado pastando en el monte Canales.
Si nos vamos a la costa por la A-8 saldremos por Camargo con el paso obligado por Laredo y acabando en Castro Urdiales,antesala de nuestros vecinos vascos.
Anocheceres nojeños llenos de luz y ambiente nocturno hostelero,o los pejinos en su Puebla Vieja con olor a salitre,o los conserveros de santoñeses con olor bocartes frescos y las anchoas mas selectas.
Anocheceres cántabros por excelencia,con sus pinares insólitos y sus valles infinitos,donde se dibujan las siluetas de las tudancas alimentando sus enormes estómagos.
Su silueta recortándose al horizonte escarpado con su Potes embelesado y sus Picos de Europa como telón de fondo del San Glorio sombrío y tenebroso del anochecer atrevido y duradero.
Anocheceres cautivos que se pierden por Carmona,atravesando Tudanca llegando hasta la Polaciones rural del Valderredible profundo.
Atardeceres castreños,que se mezclan con los anocheceres lebaniegos,nuestros vecinos asturianines nos están esperando para celebrar con una sidrina que somos primos hermanos unidos por un mismo sentimiento norteño de frialdad abrumadora por fuera pero de un calor interno insuperable.
Su Racing verdiblanco escudo de los cántabros emblemáticos,de un sentimiento profundo que solo un racinguista de corazón puede explicar su significado.
Su patrona la Virgen de la Bien Aparecida,santo y seña del sentir cántabro,subiremos por Alisas y acabaremos en la capital del mundo Arredondo.
Miles y miles de lugares que no voy a nombrar porque en pocas palabras seria meramente imposible,volvemos a nuestro punto de partida,a al capital,con su patrona la Virgen del Mar,dueña y señora de los mares,vecina de nuestra camarguesa mas ilustre anclada en la hermita de Revilla,patrona de los marineros,gritaremos para que todos la alaben,viva la Virgen del Carmen.
Anocheceres llenos de sabiduría de sus gentes arraigadas a las raíces de esta nuestra tierruca inmaculada.
Cantabria infinita curtida en mil batallas,inverosímil e impetuosa,cuna de grandes artistas y personajes ilustres.
Anocheceres en la Tierruca punto de inflexión de un corazón cantabrón.
Cantabron insurgente.