Salieron juntos cogidos de la mano en direcciones opuestas, sabedores de su relación prohibida.
Corren años de dictadura en la España de los cuarenta y su homosexualidad era pena de muerte.
Siempre se amaron desde la distancia.
Amador en Argentina es un capitán mercante de una naviera noruega.
Lorenzo es un importante agricultor de tulipanes en los Países Bajos.
Ambos formaron familias paralelas, hoy jubilados y con la dictadura dando sus últimos coletazos, se reencuentran en Madrid apurando su vida dando rienda suelta a su amor enjaulado.
Hoy ya fallecidos, son recordados como héroes de una dictadura cruel y una transición esperanzadora a la democracia actual.
lunes, 5 de marzo de 2018
jueves, 1 de marzo de 2018
Surcando los mares.
Hacía casi dos milenios que lo habían crucificado y seguía igual de joven y malvado.
Reencarnado en un marinero de la época sigue surcando los mares a su antojo.
Siempre fue un pirata rebelde y sin causa, solo le interesaban los tesoros y hacer el mal allá por donde iba, era y es como el caballo de Atila, donde pisa no crece la hierba.
Su gran desazón era una fuerte cojera que limitaba sus acciones.
Un ladrón desmesurado como los buitres carroñeros de la actualidad.
Su barco es su destino y nada escapa a la realidad del pirata fantasmal.
Dos mil años después sobrevive.
Reencarnado en un marinero de la época sigue surcando los mares a su antojo.
Siempre fue un pirata rebelde y sin causa, solo le interesaban los tesoros y hacer el mal allá por donde iba, era y es como el caballo de Atila, donde pisa no crece la hierba.
Su gran desazón era una fuerte cojera que limitaba sus acciones.
Un ladrón desmesurado como los buitres carroñeros de la actualidad.
Su barco es su destino y nada escapa a la realidad del pirata fantasmal.
Dos mil años después sobrevive.
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