martes, 15 de marzo de 2016

Espaldas mojadas

Los hechos acontecidos estas ultimas semanas en nuestra querida Europa,son motivo justificado para movilizar mi pluma y resaltar una reseña sobre  esta patata caliente que acecha nuestras fronteras.

Niños abrazados a su osito de peluche,adheridos de frío,con el único objetivo de saborear la ansiada libertad.

Cruzando el río luchando a brazo partido contra la corriente,cual espaldas mojadas de mediados del S.xx.-Eso es lo que estamos haciendo nosotros ahora con los inmigrantes sirios que huyen del horror de una sangría que no cesa-.Cuando los norteamericanos humillaron a los inmigrantes mejicanos.

Asco ,dolor y lagrimas se apoderan de mi alma,viendo la imágenes de estos últimos días.

Una gran impotencia se apodera de mi cuerpo, al ver a pequeños inocentes agarrar con sus inofensivas manos una maltrecha cuerda que puede partir y con ella llevarse su inocente alma a otra vida quizás mas ilusionante que esta que les ha tocado vivir.

Padres con los rostros desencajados por el dolor,cargando una vida entera a su espalda,arrastrando a los suyos hacia la libertad.

Mientras las autoridades competentes miran hacia otro lado,-no hay petroleo,oro o ninguna otra riqueza que les pueda interesar-.no pasa nada,la bolsa sigue subiendo y la inflación sigue creciendo debido al consumismo compulsivo al que nos vemos impuestos,cual ovejas descarriadas de su rebaño.

La situación no despierta ningún interés,y se van pasando la pelota de frontera a frontera sin importarles estar jugando con vidas humanas,como crupieres con sus barajas,-hagan juego señores-,a ver quien saca la carta mas alta.

Siento vergüenza ajena de ser europeo y ver como delante de mis ojos se están cometiendo estas atrocidades propias de los comienzos del exterminio en los campos de concentración nazis.

Terminantemente prohibido jugar con vidas humanas,pero mas lo es, jugar con la inocencia  de un niño que solo desprende brillo en su mirada.


Otro día mas en las fronteras balcánicas y las costas griegas,los espaldas mojadas se disponen a pisar tierra prometida,tierra con olor a la libertad soñada.

El osito pisa tierra firme,las lagrimas derramadas,dejan ojos enramados y el corazón contento de dejar atrás un infierno insostenible.

Mañana saldrá el sol,ellos lucharan contra las olas,nosotros con una jarra de cerveza en la barra de un bar.

viernes, 11 de marzo de 2016

Hoy me bajo en Atocha


Hoy llueven 192 lágrimas de soledad, el cielo se deja sentir por la triste pérdida de  las víctimas de la desidia política y la barbarie terrorista de almas del infierno endemoniado.

Han pasado doce años de aquel 11 de Marzo, podrían ser sólo doce horas, o doce segundos del segundero del reloj, da igual. Todos están en nuestros corazones grabados a fuego incandescente, sellado, como la fragua de Vulcano.


Hoy todos pensamos que podía haber sido "yo", tengo claro que todos los españoles íbamos en ésos trenes del juicio final y el infierno radical.


Atocha ese día fue mi casa, El Pozo del Tío Raimundo mi habitación desesperada, y toda la sangre derramada, eran lágrimas vertidas por todos los españoles abrumados. Aquella mañana del Marzo más cruel de la historia terrorista de la España moderna y reciente.


Antes de ayer fue Nueva York, ayer Madrid, después fue París, y pasado mañana será Roma o Berlin.

Hoy todos tenemos puestos nuestros sentidos en el Bosque Encantado del madrileño Parque del Retiro,-mi corazón derrama lágrimas embelesadas de dolor-,un clavel y una vela, son el símbolo pacificado de las puertas del cielo, que recibieron a aquellos trenes del horror, con 192 almas que siempre permanecerán en la memoria intacta de todos los españoles.


Hoy la mañana madrileña os recibe con una sonrisa en sus entrañas, siempre estaréis ahí, sin política, ni inmunidad que nos haga olvidar aquella mañana insolente de la Yihad más extremista.

Yo me bajo en Atocha, mi interior es el chotis mas castizo del Madrid solidario e innovador. Hoy todos viajamos por la vía de la libertad abrumadora del camino hacia la paz final.


Hoy me bajo en Atocha,  hoy me quedo en Madrid.