miércoles, 19 de agosto de 2020

Maltratada

Como cada atardecer salió en busca  de respuestas, ella siempre se preguntó porqué no lo hizo antes.

Sometida a todo de tipo de maltratos físicos, psicológicos y continuas aberraciones que consiguieron durante varios años ser una muñeca de trapo en sus manos, con su autoestima perdida y pisoteada por debajo del subsuelo.

Su única salida estaba en ejecutar ese plan que tantas veces había repasado minuciosamente, había llegado el momento de hacer justicia.

Cada minuto a su lado era una losa que pesaba demasiado y había llegado su momento.

Sentada en el malecón halló las respuestas que necesitaba para liberar su conciencia de malos pensamientos.

Esa noche volvió a llegar borracho hasta las trancas, despertándonos a todos, mis dos retoños no aguantaban más la situación, el niño con diez años se orinaba  en la cama y la chiquitina de solo cinco no articulaba palabra, el miedo era patente en sus ojillos llorosos, otra noche más de pánico se avecinaba.

Por supuesto yo no era menos, su simple presencia en la casa hacía que mi corazón se saliera de mi pecho, vaticinando un pavor inmenso hacia su persona.

Sus continuas entradas y salidas de la cárcel me habían hecho perder toda confianza en la justicia, había llegado el momento, ahora o nunca.

Me enfrenté a él, mirándole a los ojos, con arrojo y valor, como nunca jamás lo había hecho, dos puñetazos en mi rostro fueron suficientes para clavarle el cuchillo jamonero traspasando su pecho hasta la columna vertebral.

Nunca pensé que pudiera llegar a hacerlo, pero era real, muerto el perro se acabó la rabia.

Esa misma noche me entregué en comisaría, relatando los hechos minuciosamente, fui detenida y puesta a disposición judicial, mi abogada alegó que había sido en defensa propia, un año de cárcel fue suficiente  para comparecer en un juicio mediático que por supuesto ganamos.

No me considero ninguna heroína y por supuesto no estoy orgullosa de lo que hice, pero el afán de supervivencia me dio el valor suficiente para clavarle el cuchillo en lo más profundo de sus entrañas.

Hoy vivo feliz junto a mis dos hijos, han pasado los años y he rehecho mi vida.

Nunca dejes que otro ser humano te manipule, agreda y anule por completo, borrando de un plumazo tu dignidad y personalidad.

Sé tu misma y  vive sin temor.