martes, 31 de julio de 2018

Morsi

La historia de Morsi es bastante triste pero con un final feliz y apacible.

Soy una morsa que pudo escapar de una muerte segura, -un maldito día de Enero, en el Mar Ártico-, de las garras de los pescadores furtivos.

Malherida y en alta mar tuve la suerte de ser rescatada por un barco español de investigación en el cual  me acogieron en sus tanques de agua como una mas.

Sus tripulantes se ocuparon de practicar las curas pertinentes en mi maltrecho cuerpo, especialmente mimada por  María la veterinaria de a bordo.

Agasajada hasta la saciedad y alimentada con kilos y kilos de pescado, no me daba cuenta que había estado al borde de la muerte.

Acabada la investigación pertinente volvimos a España y arribamos al puerto de Valencia donde comenzó mi nueva vida.

María tomó la decisión de llevarme a mi nueva casa, que no es otra que el Acuarium de la ciudad donde convivo con un montón de especies marinas de gran diversidad.

Hay focas, leones marinos, morsas como yo, escualos de gran tamaño y un sinfín de peces y otros compañeros de gran colorido y belleza.

Mi vida aquí es en cautividad y echo de menos la libertad de los océanos y los fríos icebergs, pero he de reconocer que soy muy feliz y recibo un trato humano cordial.

Me embarga la emoción cada vez que recibo la visita de mi amiga que es con bastante asiduidad, hago piruetas de la alegría y  enloquezco.

Quisiera hacer una reflexión para que los humanos entiendan que no son los dueños y señores de todo.

Por favor dejad de maltratar nuestros mares privando de la vida y libertad a una gran cantidad de especies marinas. Queremos vivir en paz, sin que nadie nos moleste y así poder seguir procreando.

Me despido de todos vosotros con una explosión de gratitud, con la alegría inmensa de alguien que esquivó la muerte y hoy es feliz en cautividad. Seguiré nadando e informando a la humanidad con mi reivindicación😍😍
.

Hasta pronto amigos, vuestra amiga y compañera, Morsi la morsa.

jueves, 19 de julio de 2018

Palabras.

Las palabras solo son eso, palabras,
de niño mi madre me las susurraba al oído,
me decía te quiero y arropaba,
su abrazo me hacia sentir protegido.

Las palabras se las lleva el viento,
quedan ahí olvidadas,
son solo eso, un sentimiento,
escalofríos del momento.

Son presente y pasado,
futuro del destino,
un sentimiento ansiado,
una piedra en el camino.

De pequeños las maltratamos,
de adolescentes las odiamos,
en la madurez las ultrajamos,
y en la vejez las veneramos.

Palabras mas, palabras menos,
fuente de inspiración poética,
madurez en la que nos escondemos,
en el umbral de una situación caótica.

Palabras mas o menos,
ya no tengo clara la meta,
me están invadiendo los miedos,
en este desastre de planeta.

Hay palabras oratorias,
otras de alta alcurnia,
las hay que son palabrotas,
y algunas que son con calumnia.

Las hay que son malévolas,
que causan dolor y prejuicio,
otras con las que te consuelas,
de la injusticia de un trato sucio.

Hay palabras sensuales,
llenas de amor y odio,
otras son casuales,
y algunas que muestran lo obvio.

Hay palabras judiciales,
en juzgados tenebrosos,
todos tenemos temores,
y evitamos temas escabrosos.

Las hay medicas,
malas y buenas,
vocablos que entendemos a medias,
sentimos miedo cuando suenan.

Son palabras inocentes,
cuando las dice un niño,
son hirientes,
cuando salen de un adulto.

Pero sin duda las mejores,
son las que me hacen expresarme,
las que son de muchos colores,
me dan fuerza para no cansarme.

Sin ellas no somos nada,
son los buenos días,
el café de la mañana,
todas siempre mías.

Soy dueño de mis palabras,
mis compañeras de viaje,
tu decías que me amabas,
yo mi corazón en tu mensaje.

Papá y mamá las primeras,
te quiero y adoro en la adolescencia,
en la madurez sinceras y efímeras
ya en la vejez cansancio, dolor y sabiduría.

Con ellas me expreso,
con ellas me quejo,
siento miedo y desasosiego,
 con ellas me entretengo.

Son solo eso...palabras solo palabras.