El silencio se apodera de las calles de Silió y todo "Iguña" entristece; tened fuerza vijaneros.
Hoy no hay luz en "las escuelas", ni vendas de escayola fraguando para acabar las últimas máscaras, la pistola de silicona está fría, como frías están las paredes sin el aliento de los vijaneros.
Víspera de Vijanera, todo preparado debiera estar, pero los campanos amarrados permanecen, en silencio sepulcral.
No hay templete, ni música, ni coplas que cantar, ni está la raya pintada y tampoco gritaremos guerra o paz.
Nieva copiosamente, la nieve cuajando está, agravando más , si cabe la desolación de los vijaneros por no poder desfilar.
Mañana no habrá forasteros, ni caravanas aparcadas, faltarán los periodistas, flashes y medios de comunicación.
Santa Marina estará dormida, vijaneros por la cambera no bajarán y en "las escuelas" compañeros no habrá.
Las doce del mediodía el reloj marcará y los campanos no van a jorricar, no se oirá griterío, no habrá nervios que templar, ni corchos quemados habrá.
Solo habrá un silencio sepulcral y helador, como la nieve helada caída en las últimas horas.
Pero sí habrá espíritu vijanero y la maldita pandemia no impedirá que soñemos en el silencio de la noche con nuestra Vijanera particular.
Volveremos con más fuerza, que tiemble 2022, que la siguiente Vijanera, ya fraguándose está, danzaremos sin cesar y no habrá mascarillas, ni distancia social; sólo nuestras máscaras, gritos y abrazos comparecerán.
¡No lloréis vijaneros!, ¡Ya está aquí la Vijanera!, por la cambera bajando están, vijaneros sin parar.
¡Fuerza vijaneros!, ¡Comienza la cuenta atrás! y los campanos empiezan a sonar, Iguña y Anievas temblando están.
¡Qué viva la Vijanera!, ¡Qué viva Silió!, ¡Qué viva Cantabria! y ¡Qué viva la madre que nos parió!