Nordestino es un antiguo esclavo que ha escapado de las garras de su malvado patrón en Manaos y ha conseguido evadirse de las garras del gigante Amazonas, las pirañas, los animales salvajes y los hombres de Sierra, su patrón asesino y explotador.
Todo ha pasado ya y nuestro protagonista intenta empezar una nueva vida en Bogotá, pero como todos los comienzos, no es fácil, solo, sin dinero y nadie en quien apoyarse.
Lo peor ha pasado, ya no es un esclavo preso de las garras del caucho y la selva, pero ahora se enfrenta a otra selva, la del asfalto; en la capital colombiana habitan millones de habitantes y hacerse un hueco sin conocer a nadie es muy complicado.
Cuando todo parece estar perdido y está a punto de tirar la toalla aparece su ángel salvador, un cafetero llamado Clandestino, que hoy busca mano de obra en la plaza donde Nordestino ha instalado su particular morada debajo de un árbol.
—¡Buenos días, busco hombres con ganas de trabajar y que sean humildes!
— ¡Servidor, contestó nuestro protagonista!
— Vale, ya no necesito más hombres, con una decena voy servido. ¡Vamos señores!
El cafetero está muy contento con sus empleados, su cafetal es uno de los más importantes de la región y es muy productivo.
Nordestino está encantado con su nueva vida, un techo donde cobijarse, un sueldo decente y lo que es mejor un buen trato por parte de su patrón, alguien que le trata con respeto y dignidad; lo mejor de todo es que Clandestino también está entusiasmado con nuestro protagonista y lo ha nombrado capataz de la hacienda y la plantación.
— ¡Es increíble patrón! ¡No me lo puedo creer!
¡Muchas gracias por su confianza, no le voy a defraudar!
— No hay nada que agradecer, es usted un trabajador ejemplar y a mi me gusta recompensar a la gente trabajadora, honesta y con humildad como vos.
Los meses transcurren con alegría en la vida de nuestro protagonista, por primera vez es correspondido por alguien y se ha enamorado de Claudia, hija de su patrón, ambos planean su boda, pero primero hay que pedir la mano a su padre.
Nervioso y decidido así lo hace en la comida familiar del domingo, con todos en la mesa, se arma de valor y en pie, suelta su discurso.
Clandestino sin dudarlo le responde con afirmación y les da su bendición.
El capataz hace planes de futuro con su prometida, pero no todos son alegrías en la hacienda.
El patrón ha enfermado repentinamente y le quedan pocos días de vida, tan pocos, que la parca acaba de llamar a su puerta.
Desgraciadamente con tristeza, pero con esperanza y en honor a su mentor, Nordestino y Claudia se casan en una ceremonia humilde y con menos invitados.
Ahora queda un arduo camino por delante, ser el nuevo patrón no es fácil, pero seguro que Nordestino seguirá siendo ese hombre honesto y bondadoso que escapó de la esclavitud.
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