martes, 24 de febrero de 2015

Acariciando la luna

La inmensa mayoría siempre ha pensado alguna vez  de niño que era irreal y siempre haciendo la eterna pregunta, una y otra vez, sin cesar.


¿Por qué siempre de noche y me persigue allá donde voy? 
¿Será real?
Sí... esa enorme silueta, luminiscente, que adopta diferentes formas y nunca se detiene al pasar.


Lo mismo es menguante, creciente, llena, o nueva... pero,  siempre con gran luminosidad.
Si estiro mis brazos... ¿Conseguiré acariciarla?
O por mucho que me estire y estire... ¿Será inútil llegar? 
¿Seguirá anclada ahí con perpetuidad?
Quizá  si me subo a esa cima, la pueda abrazar y agasajar.


Es enorme y brilla como el astro Dios.
Se desliza entre las nubes en clave de sol, su silueta es rugosa y esbelta, siempre esta diciendo adiós.
Brilla radiante sin cesar,como un soneto en si bemol.


Es la diosa de la noche y guardiana de mi amor.
La eterna compañera de las nubes,es prisionera del ocaso redentor... que baila con las estrellas, en la oscuridad de la nocturnidad.


Es la dama de la noche, la que nos guía el caminar, es compañera de fatigas, su resplandor es al andar.


Si consigues acariciarla, pestañea sin más.


Lo intento pero no puedo, hoy la noche esta enturbiada, la quiero acariciar, no encuentro consuelo,
mantiene mi voz embriagada.
Seguro que su tacto es de terciopelo y baila al compás de las estrellas, la venero con gran anhelo.
Diría que  impresas van mis huellas en ella.


La quiero coger, me impaciento,tiene que ser mía pero... es imposible su luz es intensa y sobrenatural; la tengo, la deseo, la amo, diría que esta aquí, en sintonia. Nada mas allá de la realidad, sobrevuela lo inusual.


Sueño que la voy a acariciar, al compás de la irrealidad, se cuela entre mis sabanas, me agasaja con crueldad.
Despide al atardecer y da paso a noches eternas.


Es mi musa, mi canción, mi rendición, la dueña de toda mi creación.
La eterna y perpetua compañera
en mis noches de desolación.


¡La tengo!! ¡Es mía! La estoy acariciando.
Por fin lo he conseguido, es mi gran amor, mi perdición, con ella me estoy saciando; penetra con sus rayos de luz, en mi corazón.


Creo que estoy otra vez soñando... estoy acariciando la luna.


viernes, 20 de febrero de 2015

La Niñez

Según los expertos, la niñez es la etapa del ciclo de la vida mas espectacular y de mayor aprendizaje y relevancia;resaltada esta pequeña apreciación,yo personalmente tengo que decir que la mía fue apoteósica.
A los siete años es cuando un niño comienza a tener uso de razón,y empieza a ponerle una dosis de raciocinio a las cosas,bien es cierto...que años antes se nos quedan grabados los sucesos mas relevantes de esa etapa y con el paso de los años les recordamos con cierta nitidez.
Recuerdo con gran entusiasmo haber sido un niño inmensamente feliz,y de haber recibido una gran educación por parte de mis progenitores a los cuales estoy inmensamente agradecido;aquellas tardes de estío, en el mítico 133 de mi tía,en el cual íbamos varios primos a la playa a la no menos relevante y espectacular  Virgen del Mar,patrona de la capital santanderina.
Que tardes tan amenas pasábamos coqueteando con las olas y aprendiendo a nadar con unas grandes profesoras, como eran mi tía Sina y mi señora madre.
Pero sin duda...uno de los hechos que recuerdo con mayor relevancia,es cuando mi señor padre me regaló lo que sería un presente que me marcaría para toda la vida;ensimismado me quedé cuando al abrir aquel paquete dentro se encontraba lo que sería mi primera equipación de fútbol de mi viejo,de mi gran Racing.
Nunca se me olvidará que con el daría mis primeras patadas a un balón que marcarían mi niñez y posterior adolescencia.Recuerdo enfundarme aquella elástica un día si y otro también y ver a mi madre desesperar porque no la quitaba de puesta,aquellas maravillosas tardes en el barrio dando patadas a un balón,donde se pasaban las horas de un plumazo,aquellas partidas a las chapas,a las canicas,a chutar una botella a ver quien la lanzaba mas lejos,a polis y cacos, aquellos helados interminables,a tantos y tantos juegos a los que jugábamos aquellas tardes de estío en las que el sol se abrazaba a la luna y una voz intensa nos gritaba que había que subir a casa.Todos los críos del barrio y yo incluido nos acostábamos pensando en la mañana siguiente,dándole vueltas a la chapa con la que ibas a jugar ese día o quien bajaría ese día el balón con el que jugar.
No existían mas preocupaciones que las que te podrían  crear perder una canica jugando al mítico guá,o que esa mañana no podrías bajar a la calle a jugar por algún acontecimiento especial que te lo impedía.
Pasado el estío tocaba volver al colegio,los míticos setiembres que no querías que llegaran porque se acababa la playa,y jugar con tus amigos del barrio o con tus primos,pero había algo dentro de mi que a la vez tenia el deseo de ver a tus compañeros de pupitre con los que también pasabas largas horas y de los que tengo gratos recuerdos.
Los niños jugábamos en las calles con total normalidad y sin miedo a nada,y nuestros padres tenían la seguridad que hoy desgraciadamente es inexistente,dile tu hoy a un padre que deje a su hijo solo en un parque,es impensable.... porque desgraciadamente la sociedad se ha corrompido,y solo existen mentes perversas y maliciosas que disfrutan haciendo daño a lo mas indefenso,maravilloso e inocente que es un niño.
Seguramente se me quedan muchas anécdotas y vivencias infantiles en el tintero,pero de lo que si estoy seguro es de haber tenido una niñez magistral,donde todo son buenos recuerdos,salvo aquellas heridas de guerra jugando que en su momento curaban con un chorro de mercromina,pero que hoy prevalecen como cicatrices en nuestro cuerpo.
Solo espero como mínimo,que mi retoño crezca en el mismo entorno que creció su padre y que sus recuerdos de infancia sean iguales o superiores a los míos,desgraciadamente no podrá divertirse como yo,pero creo que el camino a seguir para que sea feliz es el que su madre y un servidor  le estamos trazando.
Y recordar,que quien no haya tenido infancia,no ha tenido niñez,y sin niñez han perdido la etapa mas relevante de sus vidas,yo personalmente sigo teniendo un niño dentro de mi que me guía y da fuerzas para seguir adelante.Gracias niñez por todo lo que me has brindado y enseñado,por haber hecho de mi una persona feliz,solo espero y deseo que así sea con el futuro de mi retoño y venideros.
Niñero insurgente Calleja.

lunes, 9 de febrero de 2015

Nilo.

Hola me llamo Nilo y vivo con mi adorable amo que es parapléjico .

Nuestras vidas se cruzaron hace ya cinco años porque el destino así quiso que ocurriera;una fría noche de invierno mi adorable amo Tomás, iba conduciendo su motocicleta por la comarcal del pueblo,la noche era gélida y el asfalto estaba helado,mi amo casualidades del destino,en una brusca maniobra al coger una cerrada curva,piso la linea delimitadora con el arcén y acabo con sus huesos en el alquitrán.

Hasta  aquí  aparentemente un accidente más.... de los  que diariamente ocurren por centenares en nuestras carreteras,desgraciadamente no fue así y el destino jugó una mala pasada a mi amo,la caída no fue a gran velocidad,ni violenta,pero el golpe fue directo a la columna vertebral,lo que significó para Tomás la paraplegia de los miembros inferiores.


Ya os he narrado anteriormente que era una noche muy fría, a lo que hay que sumar que el lugar del accidente fue en tierra de nadie y la oscuridad era inmensamente opaca,con lo cual,mi malogrado amo se vio envuelto en un cúmulo de circunstancias...tales como el frío,la oscuridad,un lugar alejado del pueblo mas cercano,y lo peor de todo.....era de noche y no pasaría ningún alma por aquellos lares.


Afortunadamente, Tomás salvaría su vida gracias a mi perruna intervención,el destino también quiso jugármela,y fui abandonado por mi antiguo dueño esa misma noche... media hora antes en la misma carretera y a tan solo quinientos metros del lugar de los hechos acontecidos por Tomás. Yo debido a mi agudizada audición y no menos exhaustivo olfato,conseguí localizar a Tomás.


 Estaba desorientado y lleno de magulladuras y lo peor de todo es que sus extremidades inferiores estaban inmovilizadas,como buenamente pude con mis fauces,conseguí agarrar por sus ropas a Tomás y lo arrastré hasta la cuneta,llegado allí, lo recosté sobre la hierba y tapé con heno que estaba pastando un ganado cercano.Sin perder ni un segundo...raudo y veloz....emprendí la carrera hasta llegar al pueblo mas cercano,que estaba a cinco kilómetros para pedir ayuda humana.


Fueron los cinco kilómetros mas largos de mi vida,y no me preguntéis porqué,pero mi inteligencia perruna me dijo que aquello seria el principio de una gran amistad con Tomás.

Por eso,por mi intuición,y por supuesto por mi gran corazón, y sin rencores a los humanos,conseguí que un lugareño del pueblo me haría caso y lo mas difícil que me entendiera, a través de mis ladridos me hice entender, con ello conseguí que aquel buen hombre me montara en su furgoneta y conseguí llegar a tiempo al lugar acontecido del malogrado accidente.


¡oigaaa!¡oigaaaaa!!!!!,¿se encuentra usted bien?..le decía el lugareño a Tomás..............no!!!!!!!!!!!!respondió,mis piernas están inertes y aunque mantengo la consciencia estoy muy aturdido y desorientado, lo único que recuerdo con nitidez es que un perro dócil y valiente me ha sacado de la carretera y con su portentosa fuerza y su destreza arropándome con el heno me ha salvado la vida. ¿Que perro, ¿este? le pregunta el lugareño al que hoy es mi fiel amo, si el mismo responde Tomás.............desde entonces permanecí inseparable a su lado,y Tomás conmigo hizo lo mismo....y hasta hoy,transcurridos cinco años del malogrado acontecimiento,somos inseparables.

Yo no me separo de la silla de Tomás, y le hago mas llevadero el transcurrir diario con mi presencia, sobre todo con todas esas malditas e infranqueables barreras arquitectónicas que desgraciadamente siguen existiendo en los `pueblos y ciudades.

Tomas siempre va gritando a los cuatro vientos que Nilo,-que soy yo-, fue el que le salvó la vida aquella fría noche de invierno,y que después de haber sido abandonado por su anterior dueño,no tuvo rencor ni reparos en no abandonarme a mi. Desde aquella noche tengo muy claro que el perro es el mejor amigo del hombre,que lo dan todo por los humanos sin esperar nada a cambio,y lo mas importante de todo.


El nunca lo haría!. Y recordar....todos los animales se merecen cuanto menos,un respeto humano hacia ellos,por menos que eso te brindarán su agradecimiento hasta su ultimo aliento.

Animalista insurgente Calleja.....

domingo, 1 de febrero de 2015

El Avellano

-Sentado está el abuelo Aurelio, debajo de su avellano, ese que plantó él mismo, con sus manos, la friolera de hace ya  84 años. Es alto y frondoso, con un ramaje espectacular y un tronco de un metro de diámetro.

-Todos los días Quintín, -que es su nieto-, va a visitar a su abuelo, y charlan de sus cosas.

Buenos días abueluco. ¿Qué tal estas hoy?, -bien hijo bien. Ya sabes que para mi, todos los días es lo mismo, le contesta Aurelio a su nieto, mientras apura un celta corto entre sus labios.

-Hoy tu abuela Maruja, ha ido a hacer las compras mensuales al mercado y me he quedado aquí solo con los animales, pero ven hijo ven, siéntate aquí conmigo un rato. Ya sabes que yo lo tengo peor para moverme, -Aurelio es un mutilado de guerra al que le falta su extremidad inferior izquierda-, la tengo dicho a tu abuela que ya tengo que cambiar de silla, esta ya está vieja y me reduce mucho la movilidad. 

 Pero bueno, Quintín cuéntame. ¿Qué tal van tus estudios y tus planes de boda con Jimena?. Bien abuelo, no me puedo quejar, ya estoy acabando mi doctorado. Jimena ya sabes, sin parar.

 Eligiendo restaurante para el banquete y demás menesteres que entrañan la celebración de un enlace matrimonial.

-Estoy muy contento, ya eres un hombre de provecho y espero con gran entusiasmo ser bisabuelo sin mucha tardanza. Ya imagino abuelo que tendrás ganas, con lo que a ti te gustan los guajes, tu tranquilo que en cuanto estemos casados, nos ponemos manos a la obra, je, je, serás el primero en saberlo. Eso espero hijo, eso espero.

-Pero bueno abuelo, dejemos de hablar de mí, cuéntame alguna de esas historias de las tuyas, que tanto te marcaron en la guerra. Muy bien Quintín, te contaré la que me dejó sin la pierna y con el brazo izquierdo inútil de por vida.

-Corría el mes de Diciembre del treinta y siete, cuando en plena Guerra Civil, nos disponíamos a cruzar el río en Teruel, habíamos cercado la ciudad, con un gran número de hombres y equipo, el escuadrón ya no podía mas, estábamos muy cansados y exhaustos, las duras condiciones climatológicas nos impedían pensar con nitidez. 

 Pero  esa misma noche, atacamos, sedientos de venganza, provocada, por el bombardeo que quince días antes había sufrido el Frente Popular, en la batalla de de Tarancón, por los aliados italianos del bando nacional. En la cual, sucumbieron más de sesenta camaradas y hubo multitud de heridos.

-Luchamos hasta la extenuación defendiendo la ciudad turolense, teníamos que evitar a toda costa que fuera intervenida por las tropas franquistas.

Fue una contienda encarnizada, con muchas bajas por ambos ejércitos. En Febrero del treinta y ocho, no pudimos aguantar más, nos vimos desbordados, creando un grave quebranto al Ejército Popular.

-Ya sabes que yo, conducía un tanque Ford ocho cilindros en uve, de los de la época, una maravilla de la ingeniería, al bajarme de él, lanzaron una granada muy cerca de mi posición, su explosión fue la causante de mi estropicio particular.

-Perdimos la batalla, pero no, nuestra dignidad.


-Que guerra mas inútil e infructuosa, nunca entenderé para que sirvió. Solo se que fomentó un gran odio entre las personas de distintos bandos e incluso entre propios hermanos, se llegaron a matar los unos a los otros.

Pero bueno, corramos un tupido velo y tomémonos una cerveza a nuestra salud y la de Jimena, -porque  todo os vaya sobre ruedas y seáis muy felices, ¡Salud!, por el futuro prometedor de mi nieto-, alzando los dos las copas, brindaron abuelo y nieto a la sombra del avellano que tantos ratos de gloria había visto a través de sus ramas.

-Bueno abuelo, yo me retiro por hoy, que tengo muchas cosas que hacer. Muy bien Quintín, hasta mañana, aquí estaré sentado esperándote en mi silla, debajo de mi avellano. 

Con un pitillo entre mis labios y una vara en la mano.