Aquí me ando, intentando despistar a los malditos robots; tengo claro que no podré salvar todos los libros, pero sí, un buen puñado de ellos, que servirán para no perder la esencia del papel en próximas generaciones.
La Biblia, El Corán, Don Quijote de la Mancha, Macbeth, La Celestina, Harry Potter, El Alquimista, E l Señor de los Anillos, El diario de Ana Frank, Marinero en Tierra, Campos de Castilla...Son tantos, que no se cuántos podré rescatar, malditos esqueletos de hojalata, sin sentidos; con lo agradable que es el olor del papel.
No me parece normal, llamarme nostálgico, romántico, pero la tecnología hace tiempo que se nos fue de las manos, se lo he contado a mi grupo de amigos y me dan la razón, definitivamente el mundo se ha ido a la mierda.
Se veía venir que esto iba a ocurrir tarde o temprano, la generación Z con tanto dispositivo electrónico ha visto como sus sentimientos han disminuido y su intelecto se resume en una maldita pantalla.
Abrazos virtuales, sexo virtual, un concierto de Oasis desde casa, un partido de la Champions desde el salón de tu casa... ¡Esto es un disparate!
¿Dónde quedaron esas cañas con los amigos en plena Gran Vía viendo pasar a la gente?
¡Aquellos derbis madrileños en el Calderón! O esos paseos por El Parque del Buen Retiro cogido de la mano de tu novia.
Empiezo a pensar que esto ya no tiene remedio, pero no podemos desistir, tenemos que aguantar. La Quinta del Libro aguantará y combatirá esta desfachatez.
Ya estoy cansado de clasificar libros, los quiero salvar, se que no podré físicamente, pero tengo un plan para liberar a todos de las garras de estos cerdos con cerebro de aluminio.
—Eleuterio, telefonea al bibliotecario de La Biblioteca Pública de Nueva York, aunque ya no ejerce, se que la biblioteca sigue en pie y él seguro que sigue con el propósito de ayudar, siempre nos entendimos muy bien.
— Buenas tardes Liam, soy Eleuterio, el ayudante del bibliotecario de la Biblioteca Nacional de España; Iñaki mi jefe quiere hablar contigo, te paso con él.
— Iñaki al aparato, tengo un plan para salvar todos los libros y se que tú me puedes ayudar.
—Of course my friend ( por supuesto amigo mío), tell me (cuéntame),
— La idea es que si no puedes con tu enemigo, únete a él, te explico rápido amigo.
El objetivo es inocular todos los libros del mundo en los cerebros de la chatarra que nos rodea, de esta manera, las obras estarán a salvo para la posteridad, perderemos el continente, pero no el contenido. Lo haremos con la ayuda de un amigo que es hacker. ¿Qué te parece?
—A fantastic idea, count on me (una idea fantástica, cuenta conmigo).
— No se hable más, no hay tiempo que perder, en unas horas con la ayuda del enemigo habremos salvado las letras.
No todo es malo en la inteligencia artificial.
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