James Wilson disfruta jugando con su amigo Thomas en la puerta de la humilde panadería londinense de sus padres a finales del siglo XIX; aunque no hay un solo día que su progenitor no le insulte o agreda, es un niño feliz y lleno de vida.
Él siempre dice que tiene un plan, cuando sea adulto, no será médico, letrado o panadero, su máxima será viajar por el mundo e ir haciendo el bien en las personas, pero solo es eso... un plan; aunque sabe Dios que lo conseguirá.Pero el presente es el que manda y tiene que atender la demanda de su padre, "Harry el panadero".
—¡James dónde mierda andas! ¡Deja de perder el tiempo con el indeseable de tu amigo y ven ipso facto!
— ¡Dime papá!
— ¡Así me gusta! Tienes que llevar este pedido a casa de los Brown y más te vale volver pronto o ya sabes lo que te espera esta noche en casa.
— ¡Así será señor!
El niño está feliz, en esa casa siempre le dan buen trato.
—Buenos días señora Brown, le traigo su pedido.
—¡ Hola James, pero qué grande estás! ¡Pasa hijo, no te quedes en la puerta!
— Yo... es que tengo prisa, pero si insiste... —claro que insisto.
El niño es agasajado, come caliente, juega un rato con los pequeños de la familia y se lleva unos peniques de propina;
Pero lo peor está por venir, la noche se abre paso en las callejuelas laberínticas londinenses, el hambre y la miseria se apoderan de muchos de sus ciudadanos, humildes como James.
Su casa está muy oscura y la única lámpara de gas de carbón está apagada, algo no va bien.
—¡Hola padres, lo siento me he retrasado! Nadie contesta.
En el recibidor yace el cuerpo de su madre, apalizada por el cerdo borracho de su padre, un mal golpe en la cabeza le ha costado su vida.
— ¿Dónde estabas condenado? ¡Niño insolente, ven aquí, que te voy a hacer lo mismo que a la ramera de tu madre!
La situación es dantesca, el hermano con cuatro años llora desconsoladamente, su cara denota un miedo aterrador, el perro ladra sin cesar y nuestro protagonista corre a esconderse detrás del aparador para que la parca no le agarre como a su malograda madre.
Con solo doce años, está dispuesto a plantar cara a su padre y sin pensarlo asesta un golpe en la nuca de su progenitor con el atizador de la lumbre, que le da muerte.
Raudo y veloz coge a su hermano y se van a casa de los Brown.
—Los Brown les acogen en su casa a sabiendas que el joven ha cometido un asesinato, pero eso quedará en los adentros de la familia.
James ha conseguido su propósito, su plan es una realidad, recorre el mundo con su hermano, ayudando a los más desfavorecidos, con el apoyo de sus hermanastros.
Aunque siempre quedará la duda de... ¿Quién mató a Harry Wilson?
Es indiferente.
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