En la propia de los buenos espantapájaros que salvaron la cosecha de maíz en la Texas del ochenta y cuatro, sólo uno fue infalible y eficaz.
En el rancho de los Ridley vivía Willy, un espantapájaros gracioso y bonachón, muy amigo de los dos pequeños de la familia, Margaret y Tom.
Nuestro protagonista se tomaba su trabajo muy en serio, tanto, que era odiado y envidiado por la inmensa mayoría de compañeros del colectivo de espantapájaros. Aun así, Willy era feliz, disfrutando de su buen hacer y con la conciencia tranquila.
Ese año los dos silos de la granja rebosaban mazorcas, gracias al buen hacer de Willy. Aquella temporada la cuantía de cuervos se duplicó y las cosechas en muchas granjas fueron desastrosas, sólo los Ridley salvaron toda su producción.
Lo que nadie sabía, salvo los dos pequeños, es que Willy no era un simple espantapájaros, al contrario que el resto, el tenía vida y hablaba, pero no podía demostrarlo con los humanos, solo los animales y los dos pequeños lo entendían y conocían su secreto, además de todo eso era inmortal, lo que hacía de Willy un ser invencible, solo había un detalle que le podía costar su muerte, si su cabeza era decapitada fallecía.
De ahí su éxito salvando las cosechas año tras año; los pájaros como buenos amigos, respetaban sus productos y él a cambio les dejaba comer unos cuántos kilos como recompensa, así ambas partes estaban contentas.
Los colectivos de animales del rancho, se organizaban pidiendo audiencia con nuestro protagonista, en busca de buenos consejos. Ovejas, conejos, caballos, vacas, gallinas... todos seguían el mismo patrón de Willy, el buen hacer y el trabajo en equipo.
El rancho funcionaba con la perfección del mecanismo de un reloj suizo, todo gracias a nuestro amigo y el trabajo perfeccionista de los Ridley.
Hoy hay asamblea en los establos, todos los animales reunidos con Willy, Margaret y Tom; se avecina la tormenta perfecta, con vientos huracanados.
Ya se han vivido varias así por estos lares, pero esta temporada se prevé que los huracanes serán más explosivos y desastrosos.
Berny, el jefe de los gansos advierte a todos que se preparen para lo peor.
Los pequeños advierten a sus progenitores que se avecina muy gorda y sus padres que son muy precavidos se hacen cargo de la situación, pensativos... como sabrán estos pequeñuelos lo que va a ocurrir.
Así fue como Los Ridley salvaron su rancho y a todos sus animales, fueron los únicos que sobrevivieron a la tormenta, el resto de ranchos, lo perdieron todo.
Solo una baja, en la familia, Willy no respondía a los pequeños, su cabeza había sido sesgada por alguno de los objetos que voló con el viento, pasó a ser un espantapájaros más, pero que había dejado la lección bien aprendida a los suyos.
El rancho sigue adelante con Margaret y Tom y Willy preside el Museo de Agricultura de Texas, como el mejor de los buenos espantapájaros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario