Me presento: soy Jorge, un escritor que empieza a hacerse un hueco en esta vorágine de las letras.
Comienzo el día con fuerza y optimismo, como un rayo que atraviesa las heridas, arranco los motores con las primeras luces del amanecer y no es para menos, acabo de terminar el manuscrito de mi segundo libro, las yemas de mis dedos ya descansan, a sabiendas del deber cumplido.
Mi cita con la editorial es dentro de una hora, decido ir caminando, estoy cerca y el día invita para ello; liberar cuerpo y mente me viene bien para aliviar tensiones.
-¡Adiós cariño, me voy a la editorial!
-No olvides la carpeta con el manuscrito, te conozco bien, eres muy despistado y te vas sin ella.
-¡Gracias por recordármelo!
De camino hago un inciso en el quiosco de Silvia y compro la prensa diaria(me encanta leer en papel),poso mi carpeta, para coger mi cartera y pagar, al final voy a llegar justo.
Acabo de llegar a la editorial y me percato que no tengo el manuscrito.
-¡Mierda, he perdido la carpeta, qué desastre!
Me dispongo a volver sobre mis pasos cuando de repente alguien toca mi espalda, es Alfonso mi editor, ávido de leer mi novela. El título lo dice todo: "He perdido mi novela".
-Alfonso, me va a perdonar, acabo de perder mi novela, voy a recuperarla.
-Jorge no me vacile, ya se que ese es su título.
-Le aseguro que no es una broma, haciendo honor a su título, ha ocurrido.
A medio camino observo a Silvia apresurada.
-¡Silvia!
-Hola Jorge, tengo tu carpeta, te la dejaste posada sobre el mostrador.
-¡No sabes lo que significa para mí!
-Lo sé, además de tu quiosquera, soy tu mayor fan.
-"He perdido mi novela", se venderá como rosquillas en la verbena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario