Un mundo sin libros que agoniza, jugar a soñar que viven y leemos sus aventuras.
¡Qué desastre, las publicaciones han desaparecido! Una tristeza me embarga y me deja boquiabierto, soy el último escritor en la faz de la Tierra que va a publicar en papel, tengo el privilegio y a la vez la desolación de ser el elegido.
Haré que sus personajes cobren vida, un mundo perfecto entre páginas. Será una novela épica y sin igual, que por supuesto pasará a los anales de la historia.
Me uniré a los personajes como protagonista y juntos viviremos mil y una aventuras; en la editorial me dicen que eso es inviable, pero yo hago caso omiso, estoy convencido que resucitarán.
Ya estoy en el interior de sus páginas, las luces son pálidas, el miedo a llegar a este mundo inventado es jugar al azar, es nunca saber donde voy a terminar o donde voy a empezar.
Comienza a llover, el mar está bravío, tengo que situarme, estoy desubicado, ¡acuérdate! Me digo a mí mismo; has vuelto a principios del siglo XX y estás en el puerto de Amberes, en la actualidad es el segundo puerto mayor de Europa y ya apuntaba maneras hace un siglo.
Me encuentro con Harry, que es el protagonista de mi libro, nunca estaremos más cercanos, es el capitán de un barco de mercancías.
Me identifico y le explico lo que está ocurriendo, le digo que él y el resto de personajes de la historia han cobrado vida y que será el último libro en papel en ser impreso.
Obviamente nuestro capitán se queda estupefacto y me dice que eso es inviable, un mundo sin libros es como un mar sin peces.
Créame, es así, vengo del siglo XXI y seremos los protagonistas del último libro impreso.
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