viernes, 22 de octubre de 2021

¡Tierra a la vista!


 -¡Es inútil continuar almirante!, la parca se ha instalado a bordo, -el boticario  de la Santa María dialogando con Cristóbal Colón-,los marineros están exhaustos,  desanimados, las provisiones escasean, apenas hay agua.

La tripulación ha enfermado, cuatro fallecidos, el resto moribundos, sólo diez hombres sanos. Si no llegamos al objetivo las próximas horas, habremos fracasado pereciendo en el intento, el maldito océano nos está ganando la partida.

-¡No pierda la fe boticario!, no abandonaremos, no podemos fallar a nuestros Reyes Católicos; tengo la corazonada que estamos muy cerca; se aproxima tormenta, bajemos al camarote.

-11 de octubre de 1492, día 68 de travesía, a penas nos mantenemos en pie, el mar nos tiene noqueados, sólo deseamos morir para descansar. Escribe Rodrigo de Escobedo, escribano de la Santa María.

-Ha anochecido, la luna llena luce en todo su esplendor, diría que es de día, la mayoría duermen, pasan dos horas de la medianoche y el mar está en calma chicha, yo como almirante me mantengo ojo avizor... de repente se oye un grito ensordecedor que proviene de La Pinta.

- ¡Tierra a la vista!, es Rodrigo de Triana, divisando desde lo alto del mástil la isla de Guanahaní.

-¡Boticario avisa a toda la tripulación!, -no hizo falta el grito de Rodrigo había despertado a los marineros de La Nao y las dos carabelas-, que estén prestos y dispuestos para desembarcar.

-La fiesta en cubierta es apoteósica, de repente nadie está enfermo, todos cantan, bailan y beben hasta el alba, momento que se realiza el desembarco, Cristóbal y los hermanos Pinzón pensaron que habían llegado a las Indias; pero nada más lejos de la realidad, se había descubierto un nuevo continente, que no era otro que América.

-12 de octubre de 1492, sosteniendo mi pluma, a cargo del diario de a bordo, el que suscribe, don Rodrigo de Escobedo.

-¡Tierra a la vista!

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