sábado, 2 de marzo de 2024

«LA TAPIA DEL CEMENTERIO»

 

La vida de Salvador pende de un hilo, ser rojo y cura no es buena combinación en pleno conflicto; la Guerra Civil acaba de estallar y su familia subsiste en una pequeña aldea orensana. Su padre, labrador y su madre, ama de casa, de todo un poco, sacar adelante a seis hijos y varios animales no es  fácil.


Salvador es el mayor y hace unos años decidió ordenarse sacerdote, la fe, pero sobre todo la necesidad, fueron el empujón para tomar su decisión; eran tiempos convulsos y solo la picaresca y las ganas de vivir eran la diferencia entre la vida y la muerte.
El muchacho ejerce en la iglesia parroquial de su aldea, su entrega a Dios y a los más necesitados es primordial y por supuesto ayuda en el sustento de su maltrecha familia. Los nacionales han ocupado la aldea y los vecinos están atemorizados, cualquier error te puede costar la vida en un mundo de chivatos, infiltrados y calumnias. 
El cura lleva una doble vida, durante el día ejerce su profesión sin levantar sospechas, atendiendo confesiones, homilías y demás menesteres.
De noche ejerce su otra vida, salvar almas inocentes a los que ayuda a cruzar la frontera; solo su hermana Griselda y las páginas de su diario estaban al corriente de todo.

ESTUDIANTES DE LA UNIVERSIDAD DE ORENSE.
—Jorge, ¿Qué haces, dónde te has metido?
—Estoy en la tapia del cementerio, aquí se supone que es donde fusilaban al alba a los presos republicanos, el vello de punta al pensar que aquí cayó abatido mi bisabuelo. —Toda la familia de Jorge desciende de esta aldea abandonada donde solo quedan maleza, casas en ruinas y los muros del cementerio y la iglesia— . En fin volveré con los compañeros.
—Bueno chicos, ya sabéis que estamos aquí para estudiar la aldea y todo lo que aconteció en estos lares durante la Guerra Civil, nos vamos a dividir en dos grupos para estudiar con detalle todas las ruinas.

Los muchachos estaban entusiasmados con la jornada de estudio al aire libre, sobre todo Jorge, para él era adentrarse en sus ancestros era magia divina.
Y fue en la tapia del cementerio donde se centró en su estudio, convencido que encontraría algo y así fue.

DIARIO DE UN SACERDOTE.
Jorge se centró en unas piedras escondidas detrás de una espesa maleza y no dudó en levantar unas cuántas, hallando un hallazgo mágico, el diario de su bisabuelo Salvador envuelto en una tela saquera que había conservado sus páginas.
Su curiosidad le llevó a la última página, donde se podía leer: —tengo la sensación que aquí termina mi trabajo, el alba está a punto de comenzar y se que una bala acabará con mi vida, si alguien en el futuro puede leer esto, ha de saber que fui el salvador de muchas almas republicanas, que vivieron libres al otro lado de la frontera, lejos de la opresión y la miseria.
¡Al alba me despido de esta vida plena, hasta siempre!


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