Tan a la moda que escapó de la fama. Ella huyó despavorida dejando atrás su pasado de glamour y excentricidad.
Él ahogado en su pena, no podía olvidar su olor. Desesperado, quiso localizarla, pero su búsqueda fue infructuosa.
Tras varios años y cansado de Madrid, fijó su residencia en Santander, embelesado por su Bahía y del ambiente santanderino.
Él, soltero y sin compromiso y Ella, viviendo una vida tranquila y sencilla disfrutando de su ciudad natal.
Ella y Él se cruzan miradas en Puerto Chico, e ipso facto se besan embelesados. Son dos en uno, lejos de los flash y las cámaras.
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