jueves, 21 de julio de 2022

«La realidad supera a la ficción.»

 


Sebastián ha terminado su última novela, está saturado y necesita desconectar. Carol le ha dejado y su corazón está roto (el amor de su vida), ni en sus novelas románticas hay tanto dolor como el que está padeciendo el afamado escritor.


Su plan pasa por no hacer caso a nadie, el verano va a comenzar y Sebastián decide irse a su  casa en Puerto Banús,  deseoso de navegar en su yate  y olvidarse.

Lleva días sin salir de casa y decide arreglarse un poco para salir a tomar unas copas, su Ferrari le espera en el garaje, es hora de pasar a la acción.

-Buenas noches caballero ¿Qué desea beber? (nuestro escritor se ha quedado prendado, tartamudea y no le salen las palabras) -Que sea un gin-tonic bien cargado, por favor.
-Aquí tiene, disfrute de la noche, soy Eva, encantado de atenderle.
-Muchas gracias, yo me llamo... -Ya se quien es usted, me he leído todos sus libros.
-Sebastián está obnubilado, la belleza de la camarera le ha cautivado.

Nuestro escritor está perjudicado y Eva decide no servirle más, a lo que él accede, pero se tambalea y no encuentra las llaves de su deportivo.

-¡No pensará usted conducir así! - ¡Claro que no! Cogeré un taxi.
-Si espera usted dos minutos, acabo mi turno y le acerco a casa.

Ambos se montan en su viejo utilitario y sin mediar palabra se dan un tórrido beso, desatados, paran en el paseo marítimo y en la arena dan rienda suelta a su pasión, al escritor le ha desaparecido la borrachera de un plumazo.

La realidad supera a la ficción de sus novelas y esto solo acaba de comenzar, abandona su mundo de lujo y se sumerge en la realidad de Eva, era lo que necesitaba para su desconexión.

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