viernes, 4 de febrero de 2022

"La pianista polaca".

 Hitler ya se ha autoproclamado führer  y el ambiente en Alemania es  hostil.


Michelle, profesora de piano, polaca y lesbiana, tiene todo en contra, para el dictador es carne de cañón, lo que él denomina parásitos de la sociedad.

La Gestapo llama a su puerta, la pianista temblorosa, no quiere abrir, pero los maullidos de su gato la delatan, ¡Abra, o tiramos la puerta!
Ipso facto descuelga el valioso retrato de su padre,-conocido mandatario polaco-escondiéndolo en el interior de su piano de cola, en el reverso del lienzo hay escrita una valiosa antología en contra del nacismo, con explicaciones clarividentes de las atrocidades que se están ejecutando, un codiciado documento y prueba contundente.


Amordazada y engrilletada es conducida al campo de exterminio de Auschwitz en su tierra natal, ocupada durante la Segunda Guerra Mundial.
Cerca de setecientos kilómetros de un viaje aterrador, dos días en un GMC en pésimas condiciones, un frío desgarrador atravesaba sus huesos como un cuchillo a la mantequilla.

La profesora ha llegado al infierno, solo lleva una semana y su cuerpo ya acusa el deterioro; palizas, torturas, hambruna y trabajos forzados; un cocktail de aberraciones que psicológicamente pasan factura a la pianista, su bálsamo son los conciertos de piano en La Ópera de Berlín.

Después de un año de sufrimiento aterrador Michelle es conducida a la cámara de gas, su vida acaba hoy, pero su legado musical quedará para la posteridad.

Hay que decir que acabada la guerra, el ejército americano encontraría el retrato en condiciones óptimas, con la sorpresa del relevante documento y por cierto, el piano de la profesora luce actualmente en el Museo de los Instrumentos Musicales de la capital alemana.

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