miércoles, 2 de mayo de 2018

Marionetas

-Todos los días te veo desde mi ventana actuando, moviendo con sutileza, los hilos de tus marionetas.
Hoy es día de  mercado, la plaza esta abarrotada y para colmo es fiesta. Todos los papás han salido con sus retoños a pasear,veo que el trabajo se te acumula, mientras me tomo una taza de café apoyado en el alféizar de la ventana.

-Tengo el presentimiento que tu actuación de hoy va a ser memorable, los niños se arremolinan alrededor del escenario intentando coger la mejor perspectiva de tu espectáculo.

-Ojiplático, observo  tus manos  muy habilidosas, los hilos se mueven muy deprisa, al compás de una melodía de Mozart. Los pequeños están entusiasmados y ávidos de nuevas aventuras que poder contar  a sus compañeros de colegio.

-Tu actuación se mezcla con los gritos de los vendedores, a ver quien grita mas alto y se lleva el gato al agua.
Tres pares cinco euros, grita una zagala, - ¡zapatillas a doce, señoras!-, en la esquina se oye ruido de vajilla en el bar de Juan.

-Acaba de llegar una pareja de municipales, paseo rutinario, muy observadores ellos para que no se les escape detalle.

-Marina sigue a lo suyo, moviendo sus marionetas con habilidad, los niños se divierten y el heladero se prepara para el descanso del teatro, sabedor de la que se le viene encima.

-Ya está anocheciendo y toca hacer balance de la jornada, la mañana muy fuerte,  contrasta con la tarde que ha sido mas liviana.

-Desde mi ventana la veo marchar diciendo adiós con sus bonitas manos, mientras, en la soledad de mi salón, pienso que se esfuma de nuevo la oportunidad de susurrarla al oído lo mucho que la quiero.

-Hoy la mañana es soleada y mis plantas tienen sed, con la excusa de darlas de beber, salgo al balcón y observo a mi amada abriendo el teatro de los sueños.

-Otra mañana más, absorto en mis pensamientos, observo embobado como su melena castaña traspasa la oscuridad de mi habitación.

-Veo  pasar el barrendero moviendo su escoba al compás de las hojas caídas de los árboles y mientras la fuente fluye sin cesar, ella hace un truco de magia con sus títeres, que dejan anonadados a los turistas que se agolpan delante del escenario.


-Toca descansar de la actuación y observo que mientras ella se toma un refresco, alza la mirada hacia mi  ventana y me traspasa con su mirada a través del cristal. Otra jornada más acaba de finalizar y yo sigo aquí sólo y apesadumbrado, por no haber bajado a susurrarle lo mucho que la quiero.

-Hoy amanece un día otoñal y los cristales empañados no me dejan ver el contorneo de su silueta al compás de sus marionetas.

-Deslizo las yemas de mis dedos resbalando, ayudadas por el vaho del cristal.

-Pensando en ella dibujo circulitos como un niño con zapatos nuevos.




-De hoy no pasa, tengo que pasar a la acción lejos de la protección de mi casa, me armo de valor y bajo a la plaza.

Empapado bajo la lluvia me lanzo al vacío sin red y la entro sin más dilación.




-Buenos días guapa, ¿tomamos un café donde Juan?, -Marina asiente con la cabeza diciendo que si,- sería para mi un placer invitarte a desayunar.

-Acaban  el desayuno y se van juntos hacia el teatro, hay que abrir ya. Yo no me lo pienso y sin dudarlo cojo prestada una de sus marionetas y la digo...estoy enamorado de ti hasta las trancas.

-Ella coge otra marioneta y moviendo los hilos con sus finos dedos, le contesta, que ella también. Llevaba mucho tiempo pensando en este día y por fin ha llegado.

-Lo que mis marionetas han unido, que no lo separe el hombre.

-La función debe continuar y mis marionetas trabajar sin descansar.

-Mañana sera otro día mas en el teatro de la felicidad, somos marionetas enamoradas  a rabiar.

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