Nunca imaginé que lo acontecido esa noche fuese el final de toda una familia. Todo empezó temprano al caer la tarde, la temperatura iba bajando unos grados y había ganas de fiesta.
En pleno mes de Agosto cuando el calor aprieta no queda nadie en la urbanización, aun habiendo piscinas, los vecinos ponen pies en polvorosa hacia las zonas costeras sin mirar atrás.
En la sierra madrileña por las noches refresca y el calor se toma una tregua, la fiesta de hoy es prometedora, como todas las que se organizan en casa de los "italianos".
Nunca he sabido porque esa noche nos invitaron, pero mi esposa me dijo que había que ir y yo obediente de mi no la iba a llevar la contraria, aun a sabiendas que la gente que iba a acudir no eran santo de mi devoción.
Pronto empiezan a llegar los primeros deportivos con colores llamativos, nosotros mas humildes llegamos en una de nuestras furgonetas de la empresa, nunca me han gustado las apariencias ni los lujos varios, pero a veces vivir en estas urbanizaciones conllevan a estas fiestas de desmadre y descontrol absoluto.
Mi empresa pastelera funciona con la perfección de un reloj suizo, siendo muchos los interesados en la franquicia de mi marca en toda España.
Ahora bien, vayamos al grano, la noche promete, de eso no hay duda, pero hay muchos cabos sueltos y no estoy por la labor de permanecer mucho tiempo en el evento, no obstante como buen vecino he de cumplir.
Empiezan a salir las primeras bandejas de canapés con gran variedad de sabores, colores y un sin fin de productos de la alta cocina mundial. Regados con los mejores vinos de prestigio y valor incalculable.
Pronto el alcohol y otras sustancias prohibidas empiezan a hacer de las suyas, unos tirados en las hamacas del jardín, otros propasándose con la vecina de parcela y un grupo de mortales como nosotros no damos crédito a lo acontecido.
Avanza la noche y la fiesta se desmadra hasta limites insospechables por lo que decidimos abandonar la misma.
Acudimos primero a despedirnos de los italianos, - vayan la cortesía y educación siempre por delante-, pero no aparecen por ningún rincón de la mansión.
Los invitados comienzan a desfilar sobresaltados unos por la euforia desmedida y otros porque la familia no aparece.
En el cuarto de calderas esta el perro colgado de una soga despellejado chorreando sangre, en la casa de invitados el matrimonio yace sobre un charco de sangre en el recibidor, con algunos de sus miembros mutilados y en una de las estancias los dos retoños de cinco y diez años están maniatados al cabecero de la cama con signos de una violencia desmedida, habiendo sufrido aberraciones varias antes de serles arrebatada su vida.
Pronto todo se convierte en un ir y venir de policías, ambulancias y demás cuerpos especiales atendiendo a la llamada del apoteósico acontecimiento.
Los invitados somos seleccionados e interrogados, - entre ellos hay diversas personalidades judiciales y de la alta sociedad madrileña que mañana no quieren salir en la prensa-, mientras tanto pienso lo bien que hubiéramos estado en casa.
Todo apunta un ajuste de cuentas entre bandas rivales de la mafia, pero la cosa se complica, siendo varios los altos cargos implicados en el suceso.
Las sospechas recaen en muchas personas incluido nosotros, amanece y aquí seguimos sin poder abandonar el perímetro de la tragedia.
El cerco se va estrechando y los primeros indicios indican que los artífices de la tragedia son altos cargos de la sociedad italiana a través de sicarios bien pagados.
El desenlace del cuádruple asesinato es resuelto semanas después, al finalizar el secreto de sumario, siendo la prensa española la encargada de esclarecer los hechos acontecidos a través de un comunicado de prensa.
Se ha resuelto que la causa del asesinato ha sido debido a que un juez corrupto ha largado mas de la cuenta y ha descubierto que los italianos asesinados eran miembros de una una banda napolitana perteneciente a la camorra italiana involucrada en diversos negocios turbios.
Tras lo cual un cartel colombiano que habría sido engañado habría sido el encargado del homicidio.
Jamas volveré a una fiesta de este tipo, soy mas feliz cazando en mi coto de Burgos con mi gente de siempre y en el pueblo que me ha visto nacer.
La casa en venta, mi mujer enfurruñada y yo feliz con ella y los críos en el chalet de toda la vida en la castilla con olor a trigo y la humedad en las choperas de la orilla de un río.
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