¿Por qué siempre de noche y me persigue allá donde voy?
¿Será real?
Sí... esa enorme silueta, luminiscente, que adopta diferentes formas y nunca se detiene al pasar.
Lo mismo es menguante, creciente, llena, o nueva... pero, siempre con gran luminosidad.
Si estiro mis brazos... ¿Conseguiré acariciarla?
O por mucho que me estire y estire... ¿Será inútil llegar?
¿Seguirá anclada ahí con perpetuidad?
Quizá si me subo a esa cima, la pueda abrazar y agasajar.
Es enorme y brilla como el astro Dios.
Se desliza entre las nubes en clave de sol, su silueta es rugosa y esbelta, siempre esta diciendo adiós.
Brilla radiante sin cesar,como un soneto en si bemol.
Es la diosa de la noche y guardiana de mi amor.
La eterna compañera de las nubes,es prisionera del ocaso redentor... que baila con las estrellas, en la oscuridad de la nocturnidad.
Es la dama de la noche, la que nos guía el caminar, es compañera de fatigas, su resplandor es al andar.
Si consigues acariciarla, pestañea sin más.
Lo intento pero no puedo, hoy la noche esta enturbiada, la quiero acariciar, no encuentro consuelo,
mantiene mi voz embriagada.
Seguro que su tacto es de terciopelo y baila al compás de las estrellas, la venero con gran anhelo.
Diría que impresas van mis huellas en ella.
La quiero coger, me impaciento,tiene que ser mía pero... es imposible su luz es intensa y sobrenatural; la tengo, la deseo, la amo, diría que esta aquí, en sintonia. Nada mas allá de la realidad, sobrevuela lo inusual.
Sueño que la voy a acariciar, al compás de la irrealidad, se cuela entre mis sabanas, me agasaja con crueldad.
Despide al atardecer y da paso a noches eternas.
Es mi musa, mi canción, mi rendición, la dueña de toda mi creación.
La eterna y perpetua compañera
¡La tengo!! ¡Es mía! La estoy acariciando.
Por fin lo he conseguido, es mi gran amor, mi perdición, con ella me estoy saciando; penetra con sus rayos de luz, en mi corazón.
Creo que estoy otra vez soñando... estoy acariciando la luna.
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