Un eco lejano de clarines y trompetas sonaban en el palacio de Los Marqueses de Liébana.
Nadie del pueblo sabía del acontecer, pero sospechaban de una fiesta más de Jacinto y Lorea, agasajando a los terratenientes de la comarca.
A Jacinto le encantaba la jarana y aprovechaba cualquier pretexto para la juerga y sus infidelidades a Lorea.
Pero esa noche el marqués apareció muerto en una de las alcobas; un abrecartas atravesaba su corazón.
El sargento Cortés detuvo a Crisanta ( una doncella amante de Jacinto), como la supuesta asesina.
¿Quién asesinó realmente al marqués? El eco lejano de la música apuntaba directamente al despecho de Lorea.
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