El verano languidece y el otoño reaparece.
Los arboles cambian constantemente de color cuál camaleón camuflándose de su depredador.
Las flores se marchitan, comparecen los días fríos, que las debilitan.
Los bosques se llenan de hojarasca, caen las hojas sin compasión, en tu corazón un zasca.
Los troncos sujetan su ramaje invertebrado, su viaje se hace cansado.
Suenan los picos del pájaro carpintero, cae la corteza con mucho salero.
Octubre otoñal y desvencijado, noviembre descerrajado, diciembre agazapado, otoño frío y desolado.
Las hojas secas crujen bajo los pies, principio de una estación que huele a mies.
Los pájaros se guarecen del frío y buscan su alimento con aplomo, yo me lo guiso y yo me lo como, ya lo dijo Juan Palomo.
Adiós verano caluroso y febril de días eternos y noches intensas, bienvenido otoño zascandil, con esas mañanas inmensas.
Ocre, marrón, amarillo, colores intensos otoñales, tú y yo paseando entre los madroñales.
Brezos, jaras, labiérnagos, cornicabras, y arbustos varios, caminamos por parajes inhóspitos y solitarios.
El olor a leña devorada en las chimeneas, denota una sensación clarividente de esta estación soñada.
Días tristes y soñadores, lluvia, frío, colores intensos que disfrutan los pobladores.
Bienvenido señor Otoño, te estábamos esperando.
Adiós señor Verano, nos volveremos a ver en tres estaciones, juntos nos daremos la mano.
Otoño y sus sensaciones; colores y situaciones que alegran nuestros corazones.
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