Nunca imaginé que ocurriera, pero pasó y descubrí la capacidad del ser humano en una situación límite.
Me llamo Salma y soy una mejicana e historiadora con nacionalidad norteamericana; hoy me decido a contar mi historia.
Todo empezó en un viaje a Israel, enamorada de su capital: Jerusalén.
Debido a mi profesión, siempre estoy viajando, pero este viaje fue diferente, me enamoré de esa ciudad, de su olor, de su historia, de sus monumentos. Después de múltiples visitas, decidí viajar con mi marido y mis dos hijos para que conocieran in situ Israel y no por fotografías.
El último día en Jerusalén, esa ciudad que tanto me había dado, de repente me lo quitó todo, o mejor dicho, el ejército israelí.
Me encontraba absorta en el hotel recopilando datos para mi libro de historia que ya tocaba a su fin, cuando se oyeron detonaciones en la lejanía; el pueblo palestino estaba siendo atacado por Israel y mi familia cerca de la frontera visitando varios monumentos, hubo víctimas civiles y los informativos se hicieron eco de la noticia ipso facto.
-Buenos días, interrumpimos la emisión para comunicar que varios turistas han fallecido en un ataque israelí, entre las víctimas, tres norteamericanos y dos franceses.
Todo fue muy rápido, los fallecidos eran mi familia, una lluvia de balas sesgó sus vidas.
Hoy estoy aquí contándoles que me uní a la lucha del pueblo palestino, diez años inmersa en una guerra absurda en la que no hay ni vencedores, ni vencidos. Pensé que sería un bálsamo frente a la adversidad de perder a mi familia, pero no fue así, todo era muerte y destrucción.
Así que decidí fundar esta ONG que hoy represento y luchar de otra manera, ayudando y dando visibilidad al pueblo palestino en Occidente.
¡Palestina existe!
Todo empezó en un viaje a Israel, enamorada de su capital: Jerusalén.
Debido a mi profesión, siempre estoy viajando, pero este viaje fue diferente, me enamoré de esa ciudad, de su olor, de su historia, de sus monumentos. Después de múltiples visitas, decidí viajar con mi marido y mis dos hijos para que conocieran in situ Israel y no por fotografías.
El último día en Jerusalén, esa ciudad que tanto me había dado, de repente me lo quitó todo, o mejor dicho, el ejército israelí.
Me encontraba absorta en el hotel recopilando datos para mi libro de historia que ya tocaba a su fin, cuando se oyeron detonaciones en la lejanía; el pueblo palestino estaba siendo atacado por Israel y mi familia cerca de la frontera visitando varios monumentos, hubo víctimas civiles y los informativos se hicieron eco de la noticia ipso facto.
-Buenos días, interrumpimos la emisión para comunicar que varios turistas han fallecido en un ataque israelí, entre las víctimas, tres norteamericanos y dos franceses.
Todo fue muy rápido, los fallecidos eran mi familia, una lluvia de balas sesgó sus vidas.
Hoy estoy aquí contándoles que me uní a la lucha del pueblo palestino, diez años inmersa en una guerra absurda en la que no hay ni vencedores, ni vencidos. Pensé que sería un bálsamo frente a la adversidad de perder a mi familia, pero no fue así, todo era muerte y destrucción.
Así que decidí fundar esta ONG que hoy represento y luchar de otra manera, ayudando y dando visibilidad al pueblo palestino en Occidente.
¡Palestina existe!
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