Marcos(broker de profesión) cuenta las horas para que llegue su día, ese que lleva anhelando años, en menos de veinticuatro horas se une en matrimonio con Silvia, su novia de siempre. Llevan juntos desde la adolescencia y por fin se casan.
Todo está preparado, la ceremonia y posterior banquete se va a celebrar en el Castillo de los Templarios de Ponferrada; él como buen leonés y ella como buena gallega, no podían elegir mejor sitio.
Una ceremonia civil oficiada por un concejal amigo de Marcos y un posterior dispendio de viandas confeccionadas por un chef de la zona, con productos de ambas tierras.
Por fin ha llegado el día y nuestro broker está muy nervioso, le gusta la perfección y eso le pasará factura.
A media mañana sus amigos van a su casa para pasar con él sus últimas horas de soltero (el enlace es a las 19:00 horas), una comida ligera, unos chupitos y risas varias.
Ha llegado el momento, quedan dos horas para dar el sí quiero, pero algo falla, el alcohol hace mella en nuestro corredor de bolsa y está desorientado.
Ha perdido la noción del tiempo y se presenta una hora antes en la ceremonia equivocada, una de las salas del castillo alberga otra boda, pero la novia ha sido plantada, cuando cree que todo está perdido, se presenta Marcos.
La chica, aturdida por los acontecimientos no duda en dar el sí quiero al broker, a lo cuál el también responde con un "sí", debido a su estado de embriaguez, convencido que lo hace con Silvia.
Son las ocho de la tarde y Silvia se siente ultrajada y odia a Marcos.
Mientras él, aún bajo los efectos etílicos, descubre que se ha casado con Sara.
Marcos no está, ni se le espera.
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