sábado, 10 de septiembre de 2022

«El golpe definitivo»

 


Malditos selfies llenos de peligrosidad buscando un puñado de me gustas, todo por ganar seguidores en las redes sociales y ser el más guay del grupo. Esto es lo que le pasa a Miguel, siempre viviendo en el filo de la navaja.


A pesar que Margarita (su novia), le advierte constantemente que un día va a tener un gran susto, o  peor que eso, la muerte, pero la ansía de nuestro protagonista le ciega y decide subirse al punto más alto del edificio que está al lado de su casa en Madrid.

Jugarse la vida a cien metros de altura caminando por el borde de la azotea y con la bilirrubina por las nubes pensando que el guardia de seguridad te puede atrapar es una pasada.

Miguel decide parar en la esquina más salida al vacío y hace el selfie más difícil, con una sonrisa de oreja a oreja; pulsa su pantalla resbalando a la vez con el rocío de la mañana cayendo al vacío.

Su caída libre dura cinco segundos, pero a él se le hace eterno viendo toda su vida pasar, sus veranos en el pueblo, sus risas en el colegio, su primer beso, su primer coito, sus discusiones con sus padres, lo que cenó anoche o su último beso.

Veinticinco años de vida en cinco miserables segundos, así de rápido te puede abordar la parca, es lo que tiene jugar con ella, que cuando más confiado estás te asesta su golpe definitivo.

De nada sirvieron las advertencias de sus allegados. Ha conseguido su selfie más cotizado, seguro que será trending -topic, sabía que podía ocurrir. Antes de tocar el suelo, piensa que no ha pasado el tiempo y que ya no puede volver atrás, se deja llevar y piensa... es lo que tiene jugar con la muerte.

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