-Tirando piedras al mar, se pasa las tardes, hasta que el sol se esconde para soñar con la luna.
-A Vicente, la vida nunca le ha tratado muy bien, siempre dando vueltas como una peonza, como una veleta desbocada, sin marcar un rumbo fijo.
Su niñez, fue un constante ir y venir de casas de acogida, un año en una casa y al siguiente en otra. Así hasta que la adolescencia llamó a su puerta.
-Su padre, un alcohólico sin escrúpulos, que maltrataba a su esposa sin cesar.
-Su madre un alma en pena, a punto de desmoronarse, que a diario, sacaba fuerzas de flaqueza para sacar a su hijo adelante, vendiendo frutos secos en su puesto ambulante,- la llamaban la castañera, por su habilidad asando castañas-, sin parar de gritar, ¡quien compra!.
-Aquel atardecer, un mal golpe la mató y sus ojos grabaron la secuencia del asesinato a fuego, cual secuencia de una película de terror.
-Su progenitor, se pudre en la cárcel, condenado a cadena perpetua.
-Abandonado a su suerte, Vicente comienza su historial delictivo hasta llegar a un punto álgido sin retorno, los calabozos maltratan su alma de jovenzuelo larguirucho e imberbe.
-Las drogas, perforan su cerebro sin cesar, vagando en las noches de un Valencia marginal y desolador.
-Pero siempre hay un claro entre las nubes, donde el sol brilla en todo su esplendor.
-Aquella tarde volvió a nacer, tras ser atropellado por el tranvía de la Malvarrosa, salvando su vida, por su ángel de la guarda.
-Ya ha tocado fondo y en un momento de lucidez, cambia el rumbo desu vida y endereza su futuro.
-No olvida a su ángel salvador,-su amada madre,- se convierte en un ejemplo a seguir.
-Hoy es un reputado abogado de la sociedad valenciana, especializado en defender a mujeres ultrajadas y maltratadas de la España más ruin y rastrera.
-Seguirá tirando piedras al mar, reivindicando una sociedad justa, repleta de dignidad y plenitud.
-En el horizonte, el astro rey, se oculta hasta un amanecer prometedor de esperanza duradera.
-Seguirá tirando piedras.
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