Era lo único que podíamos hacer por él, dadas las circunstancias.
En el bote salvavidas no había sitio para nadie mas, la decisión está tomada, llevaros a mi hijo.
Abandonado a su suerte, aferrado al tronco de un árbol sobrevive al embate de las olas.
Auxiliado por un petrolero saudí, pisa tierra firme en el puerto de Valencia.
Nunca dejes de creer, se decía siempre así mismo, mañana sale el sol.
Así fue, transcurridos veinte años localiza a su hijo en Sídney.
Actualmente su vástago sobrevive a duras penas de lavaplatos en una pizzería.
Hoy en la capital del Turia regentan una reputada marisquería frecuentada asiduamente por ilustres personalidades de la capital.
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