miércoles, 25 de noviembre de 2020

Soy robot.


Mientras chirrían tus arrugadas costuras de bronce, trabajo tu computadora.

Tu engranaje tiene fallos, lo sé, pero se puede reparar, me preocupan más tus acciones, quiero de ti, lo más parecido a un  ser humano tolerable.

Si aprieto esta clavija y sueldo este tornillo, crearé en ti, sentimientos.

Vas a resultar un "ser humano", sin rencores, sin envidias, sin avaricia, alguien de convivencia fácil.

Un individuo sensible,sin hipocresía, inalcanzable a esta sociedad.

Sin ideales, ni religión conocida, un ser entrañable aún sin corazón, ni sangre.

Lo sé, eres un robot, pero no uno cualquiera, un prototipo inalcanzable al ser humano.

Tus costuras ya no chirrían, han sido reforzadas con valores.

viernes, 9 de octubre de 2020

Una ducha caliente.


 Me hace entrar en mi nuevo hogar, el "Ceti" me recibe a rebosar, no cabe un alma más entre estas paredes, de madrugada hemos pisado tierra setenta soñadores.

Sin papeles, sin dinero, sin identidad, pero con ganas de comerme el mundo.

Una vida de penurias, de miseria y hambre, pero ya estoy en la madre patria.

Una ducha caliente, – nunca supe lo que era- y un plato de comida, me reciben.

Han pasado diez años de aquel viaje, de aquella patera destartalada, el Estrecho de Gibraltar se hizo interminable.

Aquí sigo, al otro lado, de interprete y coordinador, dando cobijo en su nuevo hogar a más compatriotas. 

miércoles, 30 de septiembre de 2020

Ya estoy en casa.


 Ya estoy en casa, ayer salí vivo y hoy vuelvo inerte.

Nadie me ve, pasan a mi lado y no puedo abrazarlos, solo mi perro sabe de mi presencia.

El operativo fue un fracaso que me ha costado permanecer en el mundo de los vivos.

Permanece mi alma, han pasado diez años y parece que fue ayer, mi esposa se ha quedado sola, mis hijos han volado del nido.

Yo te cuido amor mío, tú no me ves, pero yo estoy a tu lado para que seas feliz.

Sigo aquí, acabo de llegar, ya estoy en casa.

jueves, 17 de septiembre de 2020

Huir.

 Qué gusto da verlo todo recogido, los de la mudanza pasarán mañana a llevárselo todo.

Por fin en nuestra nueva casa,rodeados de naturaleza, lejos del ruido y la polución.

La ciudad no era segura, el virus avanza y la única forma de no contagiarse es el aire puro y el distanciamiento de la humanidad.

Es una huida hacia la libertad de lo desconocido, bosques frondosos, cascadas, riachuelos y una innumerable legión de animales salvajes.

La ciudad no es nuestra meta, la multinacional ha quedado atrás, las ovejas ya están produciendo leche y pronto tendremos nuestros primeros quesos en el mercado.

Volveremos al asfalto.



jueves, 10 de septiembre de 2020

Mi querido amanecer.


 Exactamente lo mismo que decía cuando estaba viva, a diario,su mítica frase, mi querido amanecer.

Sus paseos matutinos a la orilla del mar eran conocidos en Santander, en su querido Sardinero.

Incluso ya siendo una anciana con muchas limitaciones, seguía acudiendo con asiduidad.

El alzheimer se la llevó, pero hoy sigue siendo un icono para todos los amantes del mar.

Camina por la orilla sin cesar, entre algas, arena y sal.

Amanecer, tras amanecer, mi querido amanecer.

miércoles, 19 de agosto de 2020

Maltratada

Como cada atardecer salió en busca  de respuestas, ella siempre se preguntó porqué no lo hizo antes.

Sometida a todo de tipo de maltratos físicos, psicológicos y continuas aberraciones que consiguieron durante varios años ser una muñeca de trapo en sus manos, con su autoestima perdida y pisoteada por debajo del subsuelo.

Su única salida estaba en ejecutar ese plan que tantas veces había repasado minuciosamente, había llegado el momento de hacer justicia.

Cada minuto a su lado era una losa que pesaba demasiado y había llegado su momento.

Sentada en el malecón halló las respuestas que necesitaba para liberar su conciencia de malos pensamientos.

Esa noche volvió a llegar borracho hasta las trancas, despertándonos a todos, mis dos retoños no aguantaban más la situación, el niño con diez años se orinaba  en la cama y la chiquitina de solo cinco no articulaba palabra, el miedo era patente en sus ojillos llorosos, otra noche más de pánico se avecinaba.

Por supuesto yo no era menos, su simple presencia en la casa hacía que mi corazón se saliera de mi pecho, vaticinando un pavor inmenso hacia su persona.

Sus continuas entradas y salidas de la cárcel me habían hecho perder toda confianza en la justicia, había llegado el momento, ahora o nunca.

Me enfrenté a él, mirándole a los ojos, con arrojo y valor, como nunca jamás lo había hecho, dos puñetazos en mi rostro fueron suficientes para clavarle el cuchillo jamonero traspasando su pecho hasta la columna vertebral.

Nunca pensé que pudiera llegar a hacerlo, pero era real, muerto el perro se acabó la rabia.

Esa misma noche me entregué en comisaría, relatando los hechos minuciosamente, fui detenida y puesta a disposición judicial, mi abogada alegó que había sido en defensa propia, un año de cárcel fue suficiente  para comparecer en un juicio mediático que por supuesto ganamos.

No me considero ninguna heroína y por supuesto no estoy orgullosa de lo que hice, pero el afán de supervivencia me dio el valor suficiente para clavarle el cuchillo en lo más profundo de sus entrañas.

Hoy vivo feliz junto a mis dos hijos, han pasado los años y he rehecho mi vida.

Nunca dejes que otro ser humano te manipule, agreda y anule por completo, borrando de un plumazo tu dignidad y personalidad.

Sé tu misma y  vive sin temor.