domingo, 26 de abril de 2020

Secretos de ciudad.

Cae la noche en la ciudad y  salen a relucir sus secretos mejor guardados, en su mayoría pasan desapercibidos sino fuera por el estudio minucioso que estoy realizando.

Como cada día y a la misma hora, un coche encarnado aparca en la esquina y se apea una rubia que es vecina del edificio de enfrente, deduzco que son novios y cada mochuelo vuelve a su olivo.

Son las once y la noche está desapacible, en la lejanía se oye al camión de la basura con su recorrido rutinario, la cena ya está servida y me siento a la mesa.

Hoy ha sido una jornada bastante escabrosa, demasiados documentos atrasados y había que ponerse al día. Cuando llegaba con mi coche a casa, ya de noche, he visto algo muy desagradable,una señora tirada en el suelo lloraba desconsoladamente porque un ladronzuelo la había robado su bolso, he parado a socorrerla y me he percatado que era la vecina octogenaria del ático C.

Se escucha el ronroneo de las palomas, la noche está silenciosa, hasta que el ruido de una sirena perturba mi apasionada lectura de un libro sobre la fiebre del caucho en el Amazonas a comienzos del siglo xx. Decido apagar la luz e intento conciliar el sueño  que al amanecer el despertador no tiene piedad.

Se oyen voces en la calle, está muy oscuro pero a través del cristal puedo distinguir la silueta del vecino de enfrente que vuelve ebrio como cada noche,su mujer asomada a la terraza le vierte un cubo de agua encima y le recrimina a gritos que hoy no entra en casa, a lo que él la responde con insultos y amenazas.

Amanece un nuevo día, los secretos nocturnos, dan paso a los diurnos. Se oye un perro ladrar, sus ladridos indican que es la hora de empezar a funcionar, mientras me doy una ducha rápida, caliento café, para no perder tiempo y salir pitando a la oficina.

Ya en camino, el atasco diario de la M-30, me recuerda que cualquier día me lío la manta a la cabeza,
me mudo a la sierra y cambio radical de estilo de vida.

Madrid es cada vez mas aterrador, sus atascos, su contaminación, su estrés diario,sirenas, obras y un sinfín de inconvenientes que pueden llegar a hacerte odiar esta ciudad, sino fuera porque la venero, ya me hubiese marchado. Amo su asfalto, sus monumentos, sus gentes, su bullicio, sus garitos,sus tapas......de Madrid al cielo dicen.

Ya en la oficina, sentado en mi mesa frente al ordenador, si miro a cada lado están mis compañeros, mas papeles,teclados, etcétera, pero si miro de frente a través de la cristalera veo mercamadrid, un goteo constante de camiones que entran cargados y salen vacíos,  dicen que cuando Madrid duerme, mercamadrid trabaja.

Hoy  es viernes y los compañeros quieren salir de tapas al acabar la jornada por la Latina y si tercia tomar unas copas por Atocha.

Siempre apetece verse las caras fuera de la oficina en un ambiente distendido departiendo en la barra de un bar y discutiendo a ver  quien la tiene más larga.

Creo que ya es hora de volver a casa, taxi con tres compañeros más y a Princesa.

Hoy Sábado toca descansar, madrugo y me voy un rato a correr por el templo de Debod, es temprano y hay poco bullicio, de  camino a casa paro en la panadería a coger pan y croissants  calientes para desayunar con mi querida esposa.

Avanza la mañana tranquila, cocino un solomillo al queso, mientras apuro una copa de Ribera reserva del 06.

Siesta breve con la parienta en el sofá, unas caricias y arrumacos y película repetida en el canal de turno.

Salimos hacia la galería de mi gran amigo Claudio que hoy estrena obra  de un pintor consagrado del barrio de Salamanca, entre pinturas y esculturas varias unos canapés y un albariño afrutado que hace las delicias de los paladares mas exigentes.

Mi esposa es galerista y comisaria de la galería y estamos invitados a una cena de gala en el Palace, acabaremos la noche tomando unas copas en el casino, hoy es noche flamenca y actúa  Miguel Poveda en directo.

De vuelta a casa el taxista se cree que somos turistas y nos quiere dar una vuelta innecesaria para ganarse unos cuartos extra, a lo cual mi esposa le recrimina que si nos ha visto cara de británicos desfasados, vale que vamos con una copa de más, pero no pretendas timar a una madrileña nacida en Chamberí. Me crié entre cuadros de Sorolla y paseos por el Retiro, mi padre fue el comisario del Sorolla durante muchos años, de ahí mi vocación y mi actual profesión.


Es domingo y toca relax total en casa, mantita, sofá, película mala y hacer el vago para coger fuerzas y comenzar el lunes con alegría y vigor.

Anochece y vuelven las mismas caras, los mismos gestos, las mismas voces, coche encarnado en la esquina, vecino ebrio que se tambalea,esposa histérica que grita sin cesar. Camión de la basura, libro y ambulancia que pide paso a través del asfalto oscuro de la urbe.

Secretos de ciudad bien guardados, de fácil accesibilidad si eres un poco observador, Madrid y sus circunstancias, su Puerta del Sol, Plaza Mayor, España y su Gran Vía.


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