viernes, 21 de diciembre de 2018

El preso 321.

Mientras contemplaba cómo llevaban al cadalso al último candidato, pensó que había salvado su pellejo, que no había llegado su hora.

Su plan seguía adelante sin tiempo que perder, al anochecer el preso 321 iba a saborear las mieles de la libertad, los días en el campo de concentración se habían acabado.

La noche es fría y los soldados están en los barracones, aprovechando la coyuntura y la oscuridad, 321 cruza la alambrada, al otro lado del río le espera su billete a la libertad ansiada.

Lo ha conseguido, ya en Argentina, ayuda  desde la sombra a otros camaradas que huyen de una muerte segura.

La dictadura no se detendrá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario