Almas gemelas.

Hablar de muertos vivientes supone para mí un punto de inflexión, el recuerdo de aquella tarde plomiza en el camposanto de mi pueblo.

Paseando, como de costumbre hice un alto en el camino para echar un pitillo. Pero aquel día un ruido extraño me hizo atravesar los muros del cementerio.

Silvia y Mauricio salían de su sepultura y se ponían a conversar conmigo.

 La imagen está grabada en mi cerebro, como un ganadero marca a sus reses.

Silban diariamente al atardecer la canción que sonaba el momento de su nefasto accidente de tráfico.

Son dos almas gemelas vagando, seres extraños deseando descansar en paz.