Era nuestro sueño y como tal, había que cumplirlo.
Tras varios años de espera, el proyecto es viable y hay que ejecutarlo.
El viaje ansiado a conocer de cerca la dama de la noche era una realidad.
Abróchense los cinturones que el cohete va a despegar, comienza la cuenta atrás.
Han pasado varias horas y ya se vislumbra el objetivo, nuestros rostros irradian felicidad a raudales.
Nos disponemos a aterrizar en el satélite cuando de pronto suena el despertador.
Comienza otro día mas en nuestra vida monótona y anodina.
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