domingo, 23 de agosto de 2015

Dionisio.

Hola amigos,mi nombre es Dionisio y soy muy feliz compartiendo mi vida con mis compañeros.

La vida aquí es bastante sencilla,basada en una relación de amistad y armonía.
Sinceramente, que mas puedo pedir a mis ocho años,convivimos gran multitud de especies,unos ya de gran tamaño y veteranía y otros como yo,con menos experiencia.

Mi color oscuro me permite pasar desapercibido del ojo humano,pero si se me mira de frente,ya me distingues del resto.
Tengo un pico de un naranja intenso que deja boquiabiertos a los visitantes de esta mi casa,un inmenso estanque con mas de doscientas especies.

Soy muy feliz cuando me visitan esos locos bajitos,que vosotros los humanos denomináis niños.Cuando esto sucede no hay duda que toca festín,enormes trozos de pan inundan nuestras aguas y por unos instantes somos los reyes del mambo.

Nos ponemos muy contentos y exteriorizamos nuestros sentimientos revoloteando y salpicando sin cesar,sin duda,soy feliz viendo la sonrisa de un niño y la inocencia que irradia su mirada.

Hay un pequeñín que viene casi todos los días a visitarnos y muestra gran interés por mi silueta esbelta...me llama y me llama sin parar,el se cree que no le escucho,pero no es así,yo me pongo muy feliz cuando escucho mi nombre.

Dionisio!!,Dionisio!!,exclama el pequeño con voz aguda y penetrante!!,evidentemente yo acudo a su llamada,suenan las carcajadas,y me da de comer,siempre acude con su papá y su abuelito.

No os voy a negar que mis compañeros,sobre todo mis hermanitos irradian algo de envidia en sus miradas,pero no se pueden quejar,que ellos también tienen otros humanos que les cuidan.

Hoy el día está gris y llovizna y mi chiquitín no ha venido,el estío esta finalizando y empiezo a estar algo triste,se que mi pequeño benefactor,con el mal tiempo del otoño comenzará a visitarme con menos asiduidad.
Cae la tarde y la lluvia arrecia y me resguardo en una inmensa caseta que nos han construido nuestros cuidadores que tanto nos quieren,cuando de repente.......un ruido ensordecedor rompe nuestra tranquilidad y comenzamos a nadar despavoridos por todo el estanque sin rumbo y con mucho miedo.

Acaban de llegar a nuestras aguas la otra cara de la moneda,la raza humana inmunda,la mezquina,la asalvajada,vienen ingiriendo ese liquido oscuro que les vuelve violentos con un olor penetrante,cuento unos quince,y vienen a eso que ellos llaman botellón.

Comienzan a insultarnos,tirarnos con ese liquido asqueroso,escupitajos a raudales,pedradas y lo peor de todo,hay un individuo que incluso tiene el atrevimiento de colarse en nuestros dominios,nos escondemos todos como buenamente podemos y conseguimos pasar desapercibidos,hoy hemos conseguido salvar esta situación que se repite con asiduidad,y estamos atemorizados.

Amanece...veo que el sol hoy va a brillar con intensidad,cuento los minutos que faltan para que llegue a visitarme la otra cara de la moneda humana,mi chiquitín,mi benefactor,tengo ganas de escuchar su voz,que grite sin cesar mi nombre...Dionisio!!!!!!!!!!Dionisio!!!!!!!!!!!.

Desde mi humilde morada le doy las gracias por quererme y agasajarme tanto,esto desempaña el borrón de la realidad,de la crueldad con la que otros humanos nos tratan,no les guardo ningún rencor,al contrario,me apena ver con mis pequeños ojos,el comportamiento incívico de muchos humanos.

Hasta pronto amiguitos,volveré con mas aventuras de este pato amigo.

2 comentarios:

  1. Me encanta la ternura del pato, la inocencia del niño y la forma tan clara de expresar la triste infancia de aquellos a los que su padre y su abuelo nunca les llevaron al parque a dar de comer a los patos.
    Mapi

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